martes, 5 de enero de 2016

La barca

Naukasana

Vamos a despegar el año presentando esta asana que nos invita a elevarnos sobre nosotros mismos. Parece que la posición nos inspira a saltar y/o volar... y así podría sentirse uno al practicarla aunque esta asana lleve por nombre "la barca". La intención de nadar o volar se definiría con el gesto que elijamos de los brazos. Y la elección de realizar esta posición sintiéndola desde el aire o el agua vendrá acompañada de una reflexión sobre la naturaleza del elemento. 

Desde la perspectiva tradicional, Naukasana es una barca que navega por el agua y dicho elemento está relacionado con el cuerpo energético pranamaya kosha. Este conocimiento aplicado en el desarrollo de esta asana insta desafiar la gravedad a través del equilibrio sobre el punto por debajo del ombligo hara, centro del ser vital de esta envoltura.

Este vehiculo bien podría representar una energía individualizada navegando por las corrientes de energía cósmica. Un viaje del alma acuática que emana de la fuente de la vida, que fluye por los ríos, que descansa y se recupera en los lagos y termina integrándose en las profundidades del mar de la consciencia... se podría indagar mucho sobre la naturaleza de este elemento sin olvidar que también hay otros elementos que se pueden tener en cuenta en esta y otras asanas.

Y del agua, volvemos a pasar al aire y la sensación de amplitud a nivel del corazón y pulmones que nos proporciona practicar esta asana aplicando una respiración correcta para regular el esfuerzo. Tales técnicas de pranayam durante el desarrollo de las asanas son viables bajo la guía de un profesor. 

Esta asana está dentro de la categoría de las extensiones y requiere un buen control abdominal y pélvico para realizarla correctamente evitando sobrecargar las lumbares. Es importante respetar los límites que el cuerpo tiene para alejar los brazos y las piernas del suelo, así que pon atención a cómo te sientes durante el mantenimiento de esta posición. 

El  yoga nos invita a ir más allá de la práctica física, a vivir una experiencia que penetre en todas las envolturas del ser para movilizar el alma hacia el camino del espíritu.