En relación con la entrada titulada CERRAR LOS OJOS y para aquellos que hayan dedicado su atención al espacio mental, puede resultarles interesante empezar a experimentar esta práctica.
- Te sientas en una posición cómoda donde puedas mantenerte inmóvil con la espalda alineada.
- Cierras los ojos y percibes tu cuerpo, observas la espiración sin modificarla.
- Abres los ojos y fijas la mirada en espacio vacío que hay a un palmo delante de ti, los ojos no fuerzan la mirada, permanecen fijos intentando parpadear lo menos posible.
- Cierras los ojos y observas la pantalla mental que seguramente estará por delante de tu frente.
- Dirige ahora tu mirada interna al espacio que hay delante de tu nariz, intenta realizar la práctica siempre manteniendo la musculatura de los ojos relajada.
- Luego conduces a tu atención al espacio del entrecejo, a uno o dos dedos hacia dentro desde el espacio físico del entrecejo en la frente.
- Después te sitúas en el centro de tu cabeza, sigue percibiendo sin forzar observando los cambios.
- De ahí vas detrás de la cabeza, justo donde termina la parte dura del cráneo.
- Continúa situándote en el espacio que hay a un metro por detrás de ti.
- Finaliza la práctica volviendo paso a paso hacia atrás hasta abrir los ojos.
Este ejercicio se puede practicar sin visualizar ningún objeto sobre la pantalla mental trabajando simplemente el movimiento de la atención en el espacio interior.
Pero aporta otros aspectos cuando proyectamos con la imaginación. Por un lado podemos visualizar una forma geométrica con color, al moverla y desplazarla podremos observar cambios en la nitidez, descubrir nuevos ángulos y dimensiones. Quizás hasta descubramos el punto donde nos es mas fácil mantener la visualización.
Por otro lado resulta de una gran revelación cuando practicamos esta técnica visualizandonos en un lugar, por ejemplo en un templo, os animo a que lo experimentéis porque nos es lo mismo ver un templo en la pantalla mental que hay delante de tus ojos, que estar en el templo en el espacio central de tu cabeza, o que veas el templo proyectado desde atrás.
Os animo a experimentar este giro, eso si, recordando que los ojos no deben de realizar ningún esfuerzo y que al final la practica hay que cerrar los ojos y abandonarse sin concentrarse.
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